En cuanto a limpieza, todo lo que necesita un bebé recién nacido, en un principio, es pasarle un pañito húmedo con agua tibia. No es hasta que se le cae el cordón umbilical, que puedes darle el primer baño, lo que por lo general sucede entre 10 y 14 días después del nacimiento. Puede parecer una tarea un poco estresante, especialmente para las mamás primerizas, pero la verdad es que es mucho más simple de lo que piensas y además tu bebé lo va a disfrutar mucho. Aquí te entregamos algunos tips para que superes la prueba con creces.
Mientras el bebé es pequeño y no puede sostenerse por sí sólo, es ideal que ocupes una bañera o tina chica, especial para ellos. Va a ser más fácil para ti manipularlo y ellos se sentirán más cómodos y seguros en un espacio más reducido. Como la tina la puedes mover, no es estrictamente necesario que ocupes el baño, puedes bañarlo en cualquier espacio que puedas temperar, que tenga una superficie donde vestirlo y dónde dejar los materiales de baño.
Lo primero que debes hacer es reunir todos los materiales que vas a ocupar. Lo primordial es tenerlos a mano, porque una vez que el bebé está en el agua, no puedes dejarlo sólo en ningún momento.
Para el primer baño necesitas:
El primer paso para el baño es llenar la bañera con agua. Idealmente hacerlo hasta 25 y 30 cm, así el bebé queda apoyado en la tina, se puede ir mojando tranquilamente, pero si resbala del brazo que lo afirma, no se va a hundir. El agua tiene que estar alrededor de los 37°C, pero más allá de los grados, el criterio principal es que se sienta agradable al tacto. Para eso debes testearla con el ante brazo o el codo, que son más sensibles a los cambios de temperatura que la piel de la mano.
Antes de meter al bebé a la tina debes mudarlo y limpiar bien su potito para que no ensucie el agua. La forma correcta de tomarlo para introducirlo al gua es afirmando su espalda y cabeza con el antebrazo, y pasar la mano por debajo de su axila. De esa forma, quien lo baña está sosteniendo toda la parte superior del cuerpo del bebé. Así se sentirá más seguro y tranquilo. Es recomendable que la duración del primer baño del bebé no sea más allá de cinco minutos.
Al bañar a tu bebé lo primero que se limpia es la cabecita, partiendo por sus ojos. Para eso puedes usar pelotitas de algodón húmedas y pasarlas desde adentro hacia fuera, es decir, desde el lagrimal hasta el otro borde del ojo. Para limpiar la cara, orejas y cuello debes usar sólo el agua de la tina. Puedes ocupar tu mano o un pañito, recordando limpiar sus orejitas sólo por fuera y no olvidar ningún pliegue, especialmente en el cuello. Si es necesario, se lava su pelito. Para eso puedes ocupar shampoo neutro y especial para bebé. En esta parte se debe cuidar que no caiga espuma en sus ojos.
Una vez que está limpia su cabecita, se sigue con el resto del cuerpo. Primero debajo del brazo, siguiendo por su guatita, brazos, las manos, piernas y por último, los pies. Para esta parte no es necesario un jabón, pero en caso de usarlo, debe ser hipoalergénico y especial para bebés. De cualquier forma, nunca debe aplicarse jabón en sus genitales, pues se altera el PH natural que lo protege.
Una vez que hayas terminado de bañar a tu bebé, debes sacarlo del agua y arroparlo rápidamente con una toalla seca. Lo primero que debes cubrir y secar es la cabeza del bebé, pues es por donde más pierden calor. Pon especial atención en secar los pliegues de la piel y, así, evitas que la humedad pueda provocarle algún tipo de infección.
Para limpiar el ombligo de tu bebé, empapas un cotonito en alcohol y, con tu índice y pulgar, abres un poquito el ombligo, lo introduces suavemente y lo giras para limpiarlo. El último paso es limpiar su nariz, para ello debes pasar un cotonito por fuera, nunca por dentro, pues su dureza puede causar algún daño al bebé. ¡Listo! Superaste la prueba y está listo para que le pongas su mejor tenida.
¡Misión cumplida! ????