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Se acerca el parto, ¿cuáles son mis opciones?

Antiguamente y por muchos siglos, el acto de dar a luz ha estado en las manos de las mujeres, ellas han sido poseedoras del conocimiento de traer hijos al mundo, y este conocimiento se había traspasado de generación en generación. Con el paso del tiempo y el avance de la medicina, ésta empezó a jugar un rol importante en el parto, sobre todo cuando éste presentaba complicaciones. Sin embargo, esa tendencia que se concibió para resolver emergencias, se ha convertido en regla y hoy los partos medicalizados son la norma. Las mujeres perdieron ese conocimiento y dejaron en manos de los doctores el desarrollo del parto, siendo ellas ya no las protagonistas, sino las que deben colaborar con el médico, cuando en realidad los roles deberían ser al revés.

Según indicaciones de la Organización Mundial de la Salud ningún país debiera tener más del 15% de los partos como cesárea, sin embargo según cifras de CIPER, el año 2012 el 49,3% de los partos en el sector público en Chile fueron resueltos con cesárea, mientras que en el sector privado sobrepasa el 70%. Como una respuesta a esta alarmante cifra, hace ya varios años existe una tendencia que busca devolver el conocimiento del parto a las mujeres y hacerlas nuevamente protagonistas de este momento tan importantes de sus vidas. Esta corriente busca informar y acompañar a las mujeres sobre las opciones que tienen a la hora de traer un hijo al mundo.

Para profundizar más en este tema, en los distintos tipos de partos y en la importancia de informarse es que conversamos con María de los Ángeles Solar, madre de 3 niños, abogada de profesión, pero actualmente dedicada a tiempo completo a realizar talleres de parto (Alumbra) y ser doula, acompañando a muchas mujeres que optan por un parto fisiológico y/o de baja intervención. Las doulas son mujeres que acompañan a otras mujeres durante el embarazo, el parto y el posparto, brindándoles a ellas apoyo emocional y paz durante este proceso.

¿Cuál es la importancia de informarse antes del parto?

Informarnos es importante porque el parto se puede vivir de diferentes maneras. Hoy día, como sociedad hemos olvidado las necesidades básicas que tiene una mujer de parto, nos hemos desconectado de la fisiología del nacimiento, esto, entre otras cosas, porque por un período muy largo de tiempo las mujeres dejamos de parir con nuestras propias hormonas, las que han sido reemplazada por sustitutos artificiales como la oxitocina sintética y la anestesia epidural y por lo mismo, dejamos de traspasar nuestra sabiduría femenina de generación en generación. Teniendo la información y volviendo a mirar el parto como un proceso fisiológico, podremos decidir en forma libre y segura, qué tipo de parto deseamos tener. Hoy en día, la manera tradicional y común de tener un hijo es con un parto medicalizado, siendo que las intervenciones o procedimientos médicos están indicados exclusivamente para aquellos casos en que hay una razón médica que los justifique y no se recomienda su uso en forma rutinaria.

¿Qué es un parto fisiológico?

Lo primero, es señalar que el parto en sí mismo ES un evento fisiológico, es decir, un proceso involuntario y propio del cuerpo, que tiene todo lo necesario para dar a luz. Cuando se deja fluir la fisiología del parto, la mujer da a luz gracias a sus propias hormonas. Se respeta este proceso sin realizar intervenciones médicas, como la administración de oxitocina sintética, la rotura de membranas, episiotomía, posición ginecológica, anestesia, etc. Se espera el inicio del parto en forma espontánea, y su desarrollo a su propio ritmo, sin apurarlo, guiarlo o conducirlo externamente. En estos partos se respetan las necesidades básicas de una mujer durante el parto: intimidad, sentirse segura, silencio, calor y luz baja entre otras. Normalmente, se escuchan los latidos del bebé cada cierto rato en forma respetuosa y sin interrumpir a la mujer.

¿Cuáles son los beneficios de este tipo de parto?

Podría partir diciendo que es la manera perfecta que diseñó la naturaleza para que las mujeres podamos tener a nuestros hijos. En este proceso se secreta un cocktail de hormonas, entre las que se pueden destacar la oxitocina y la endorfina, además de muchas otras (prostaglandina, relaxina, elastina, prolactina, adrenalina, etc). Estas hormonas nos protegen y guían a lo largo de este proceso. Y por ello, es la forma más segura de parir, porque cuando el trabajo de parto se lleva a cabo de manera natural, las probabilidades de que haya complicaciones y se termine en una cesárea disminuyen considerablemente.

En segundo lugar, esas hormonas, traen consigo diversos beneficios físicos y emocionales. En el caso de la madre, la recuperación es más rápida y mejor, gracias a la secreción de oxitocina y prolactina hay más posibilidades de tener una lactancia más larga y fácil, hay menos riesgos de depresión post parto y permite un mejor vínculo con nuestra guagua ya que entre otras cosas, la oxitocina permite enamorarnos de nuestros hijos profundamente! Además, si permitimos que el parto evolucione a su ritmo y dejamos a la madre con su hijo recién nacido en contacto piel con piel, sin intervenir ese momento, se favorece la formación del microbioma del recién nacido, el que se colonizará con las bacterias de su madre, quien a su vez podrá protegerlo de las mismas al amamantarlo.

Desde el punto de vista de la guagua, también tiene muchos beneficios. Por una parte, se le permite nacer a su ritmo y en el tiempo que corresponde. Es la guagua la que da señales de que su desarrollo ya está completo y por lo tanto, es tiempo de nacer y muchas veces esto no se respeta en un parto medicalizado. Un parto fisiológico tiene el gran beneficio de que le permite a la madre y al hijo beneficiarse de este cocktail de hormonas, que es un tremendo regalo! Y le permite no quedar expuesto a la oxitocina sintética y la anestesia, medicamentos que normalmente se utilizan en los otros partos y traspasan la barrera cerebral protectora del bebe.

¿Qué es un parto de baja intervención?

Estos partos son aquellos en que, si bien se respeta la fisiología propia de este proceso y las necesidades de la mujer durante el trabajo de parto y en el parto mismo, en algún punto se hace necesaria la realización de alguna intervención médica, generalmente la administración de una dosis baja de anestesia, ya sea porque la madre lo pide o por que se presenta alguna situación médica que lo hace necesario.

¿El hecho de usar baja anestesia, resta beneficios de los nombrados en el parto fisiológico?

La anestesia o analgesia es una intervención entre muchas otras que se practican en forma rutinaria, normalmente sin siquiera informarle ni preguntarle a los padres, y que son muchas veces innecesarias. Ahora, por supuesto que cada caso es único! Y si por alguna razón se hace necesario para una mujer usar anestesia y ésta se administra en una dosis baja y sin impedirle a mujer que siga caminando y sintiendo sus piernas (anestesia mixta o caminante), después de que el trabajo de parto ya se encuentra establecido, es posible eventualmente beneficiarse del cocktail hormonal que la mujer y su guagua han secretado a lo largo del trabajo de parto, entonces el parto sigue manteniendo varios de los beneficios nombrados anteriormente.

 

¿Cuáles son los contras de un parto medicalizado, ese donde la mamá está con anestesiada del pecho hacia abajo?

Los partos medicalizados son aquellos en que en forma rutinaria, se realizan una serie de intervenciones médicas conocidas y se utilizan varias dosis de anestesia epidural además de oxitocina sintética. Esta hormona sintética, que viene a reemplazar la natural, tiene como principal objetivo apurar el parto, generando contracciones más fuertes, más seguidas y con una “forma” diferente a las naturales, lo que puede generar alteraciones en la frecuencia cardiaca del bebé y exponerlo a un posible sufrimiento fetal que derive en una cesárea de emergencia. Además, la oxitocina sintética no genera los efectos a nivel cerebral que sí genera la natural, como la sensación de placer, que ayuda a sobrellevar la intensidad de las contracciones, por eso normalmente las mujeres a las que se les administra esta hormona sintética, solicitan tempranamente la anestesia.

Una vez anestesiadas ya no estamos en contacto con lo que pasa en nuestro cuerpo, nuestro cerebro deja de secretar el cocktail de hormonas necesarias para el parto y estamos obligadas a estar en la camilla en posición litotómica o ginecológica. En estas circunstancias las posibilidades de un desgarro son altísimas y es por ello que los médicos para evitarlo, realizan otra intervención llamada “episiotomía”, que consiste en cortar el periné de la mujer para aumentar el espacio del periné y evitar un desgarro mayor.

Esto aumenta mucho las probabilidades de terminar con un parto altamente intervenido, con una mujer insatisfecha, insegura, culposa, con mayor desconexión con la guagua, problemas de lactancia y depresión post parto, entre otros.  Pero además se genera una consecuencia mayor y más global, que es advertida con mucha fuerza por Michel Odent: la crisis del sistema oxitócico. Cada vez menos mujeres dan a luz con sus hormonas y cada vez secretamos menos oxitocina, lo que pone en riesgo nuestra capacidad de amar, de empatizar y de preocuparnos por  quienes nos rodean. Esa es una real preocupación.


María de los Ángeles Solar
Doula
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