Si estás embarazada seguro que te has hecho esta pregunta; ¿el masaje perineal para qué sirve? Pues de esto te vamos a hablar en este artículo, del masaje perineal para embarazadas.
El masaje perineal es un tipo de masaje que sirve para minimizar el riesgo de sufrir desgarros y episiotomías durante el parto aumentando la elasticidad del periné. También ayuda a evitar otros problemas de suelo pélvico como la incontinencia urinaria.
Por lo tanto el masaje perineal se usa para evitar las episiotomías, aunque hay muchos factores que influyen en que sea necesaria una episiotomía durante el parto, entre ellos la posición en la que se dé a luz.
El Masaje perineal para embarazadas podemos realizarlo a partir de la semana 34 del embarazo para ayudar a tonificar la musculatura de esa zona y a que los tejidos sean elásticos y flexibles, por lo que el bebé podrá salir más fácilmente y se evitarán posibles desgarros.
También va a ayudar a que la madre reconozca la sensación de presión en esta zona y de esta manera conseguirá relajar el perineo. Además, en caso de que fuese necesaria la episiotomía o hubiese desgarro, el tiempo de recuperación será menor que si no hubiésemos practicado este tipo de masaje.
En ciertas ocasiones el masaje perineal no está aconsejado, por ejemplo en casos de infecciones vaginales, lesiones en la vagina, placenta previa, un inminente parto prematuro, o una cesárea programada.
A continuación te contamos cómo realizarte tu misma tu propio masaje perineal.
Para lubricar la zona de la vagina usaremos un aceite vegetal como el de rosa mosqueta o el de almendras, también hay un aceite específico para masaje perineal basado en aceite de almendras dulces y aceite de germen de trigo rico en vitamina E que se completa con una mezcla de aceites etéreos, que incluyen salvia y rosa de damasco.
Si quieres puedes usar un espejo para poder ver y familiarizarte con tu área perineal.
Hay que evitar evitar presionar sobre la uretra para evitar posibles infecciones de orina. Es decir, masajeamos la parte posterior de la vagina y evitaremos tocar la parte delantera que es la que está más cerca de la uretra.
Es importante saber que al principio el masaje puede ser molesto por lo que no debemos forzar, y si hay dolor intenso no querer realizar el masaje completo. Suavizar la presión e intentar relajar la musculatura durante el masaje. Con el tiempo la musculatura ira cediendo, se volverá mas flexible y nos sentiremos más cómodas y familiarizadas con nuestro pélvico.