Hemos escuchado tanto sobre si el chupete es o no dañino para nuestros hijos. El mito dice que sí, que deforma el paladar, que atrasa el hablar, o que simplemente es una forma fácil de acallar los llantos de una guagua. Es por eso que hemos decidido desmitificar el no siempre bien ponderado chupete.
Discrepancias sobre su uso:
Si bien el uso del chupete es recomendado en países como en EEUU, hay otros como Nueva Zelanda que aún lo miran con recelo. Por otro lado, en España, el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría desaconseja su uso para niños alimentados con pecho antes del primer mes de vida, que es cuando se considera que la lactancia materna está bien establecida y apunta que el chupete “puede ser un marcador de la existencia de problemas con la lactancia”.
En Chile, por otra parte, existe Chile crece contigo, Protección integral de la Infancia del Gobierno de Chile, que al respecto aconseja que:
“No se recomienda en general que la guagua use chupete, sobretodo en el primer mes de vida. Usar chupete puede llevar a confusión al succionar el pezón correctamente y repercute en la formación dental. Si has escogido o necesitado utilizar chupete, verifica que sea anatómico (para que dañe lo menos posible la alineación de los dientes).
Nunca fuerces a la guagua a usar chupete si lo escupe reiteradamente. Nunca utilices el chupete para callar un llanto sin verificar cuál es la razón de éste.
Asegúrate que su uso sea lo más esporádico posible y comienza su retiro antes de los dos años. Considera que más allá de esta edad interfiere en el normal desarrollo de los huesos maxilares y el desarrollo de la dentición. Nunca se debe untar el chupete con azúcar o miel, ni tampoco debe ser chupado por adultos u otros niños/as. Esto aumenta las probabilidades de desarrollar caries cuando salgan los primeros dientes de tu guagua.”
Pero existe otro punto de vista, ya que también se han descubierto variados beneficios del chupete: como un efecto tranquilizador, prevención del Síndrome de la Muerte Súbita, alternativa a la succión del pulgar y el estímulo del recién nacido prematuro; entre otros.
En cuanto al efecto tranquilizador del chupete, se ha demostrado en diferentes estudios que la succión en determinados momentos como cólicos u otras molestias produce un efecto placentero en los niños porque les permite descargar sus tensiones. Mientras en las guaguas pequeñas al no tener la motriz suficiente, su manera de descarga de stress es por medio de la succión, sobre todo, cuando la madre no puede amamantarlos tan seguidos como ellos quisieran.
Otro de los beneficios que se le ha atribuido al uso del chupete, es la prevención del Síndrome de la Muerte Súbita, recomendándose colocarle el chupete a la hora de acostarlo, a partir del momento en que recuperó su peso de nacimiento y la lactancia quedó establecida. El por qué, fue descubierto por investigadores australianos, que afirman que el chupete mejora el control cardiaco del recién nacido, cosa que contribuye a evitar la muerte súbita.
Además el uso del chupete ha funcionado por décadas como un método alternativo a la succión del propio pulgar. Hábito muy difícil de abandonar, a diferencia del chupete, ya que a los que se chupan el dedo los padres no pueden tener una intervención activa como la de retirar el chupete cuando creen que es el momento.
Y por último, en las guaguas prematuras, donde el reflejo de succión no está bien establecido por ser muy pequeños e inmaduros, se recurre al uso del chupete para estimular este reflejo, con lo que se consigue antes una succión organizada.
Al parecer, los chupetes, sin ser muy bien ponderados por todos, resultan bastante eficientes y hasta salvadores de los más pequeños y es por eso que en cualquier cartera de mamá, hoy lo que nunca falta es el preciado chupete.