Después de 9 meses de cuidar las cosas que comes y tomas, por fin tienes a tu bebé en tus brazos y lo único que quieres es volver a probar todo eso que dejaste de lado durante el embarazo. Una rica tabla de quesos, un ceviche, el tan anhelado sushi o un buen café son algunas de las cosas que ahora te mueres por reintegrar a tu dieta. Si bien hay muchas de esas que sí puedes volver a comer, el período de lactancia no está exento de restricciones.
Si tu bebé no es alérgico a ningún alimento, entonces tú no tendrás que ponerte muchas restricciones alimenticias, pero sí hay algunas pautas que debes saber para mantenerte saludable y que tu cuerpo genere una leche rica en vitaminas y nutrientes para tu bebé. Aquí te damos algunas pautas con cosas que deberías dejar fuera de tu dieta y otras que deberías aumentar.
Lo más importante es tener una alimentación equilibrada
Uno de los principales errores que comenten algunas mamás luego del embarazo es pensar que porque ya no tiene a su bebé en el vientre materno, pueden alimentarse de manera más despreocupada. Por eso algunas empiezan a hacer dietas muy estrictas para bajar de peso y otras comen sin preocuparse de los nutrientes que están ingiriendo.
En un principio, si la mamá no se está alimentando adecuadamente, la leche que produce en el periodo de lactancia va a seguir cubriendo las necesidades del bebé, pues sacará los nutrientes de las reservas que tiene el cuerpo de la madre. Los problemas empiezan cuando la dieta es muy baja en calorías o hay una falta notoria de algún grupo alimenticio, y la mamá ya no tiene reservas, entonces se ve afectada la calidad y la cantidad de leche que se produce. Eso sin tomar en cuenta el daño al cuerpo y la salud de la madre.
Cuando tienes una alimentación deficiente tu cuerpo obtiene las vitaminas y nutrientes de las reservas de tu cuerpo, las cuales con el tiempo se pueden agotar. Para evitar que esto ocurra, lo mejor es mantener una dieta equilibrada y saludable que incluya una mezcla de carbohidratos, proteínas y grasas, para así obtener los nutrientes que tu cuerpo necesita para fabricar una leche saludable. Para eso es necesario tener una dieta variada que incluya todos estos alimentos: granos y cereales integrales como arroz, quinoa y avena; frutas, verduras, frutos secos, semillas y legumbres entre otros.
También debes consumir grasas, pero procura que sean saludables, las llamadas “grasas buenas”, como el aceite de canola, aceite de oliva, pescados grasosos como el salmón, palta, aceituna, frutos secos y semillas.
Algunas comidas para tener en cuenta:
1- El alcohol: Se ha demostrado que el alcohol es perjudicial para el bebé, por lo tanto es importante eliminar el alcohol de tu dieta mientras estés amamantando o extraer y botar la leche cuando hayas bebido.
2- El café y té: La cafeína es traspasada al bebé por la leche materna y puede provocar síntomas como insomnio, nerviosismo e irritabilidad.
3.- Pesticidas: Trata de minimizar la exposición a los pesticidas, insecticidas y otros químicos que pueden tener algunos alimentos. Para eso lava bien las frutas y verduras, y pela las que tengan piel.
4.- Evita las grasas saturadas y las grasas trans: Las grasas saturadas se encuentran en la grasa de las carnes rojas, la leche entera, la mantequilla y las frituras, entre otros alimentos.
5.- Repollo, cebolla, ajo, brócoli, col de Bruselas, coliflor, pimiento (chile), pepino y nabo: La verdad no hay consenso sobre este punto. Antiguamente se creía que estos alimentos podían causar dolores en los bebés por la hinchazón que producen al ser digeridos. Actualmente los doctores afirman que como la digestión se produce en el cuerpo de la madre, no tendría por qué hinchar al bebé, sin embargo hay muchas madres que aseguran que cuando consumen de estos alimentos sus bebés efectivamente están más irritables.